El gasto de energía de un adulto se puede dividir en distintas partes:
Índice Metabólico Basal (IMB): Consume la energía necesaria para mantener las funciones vitales del organismo, el consumo mínimo absoluto para vivir, como:
- Mantenimiento de la masa muscular y las distintas funciones de los órganos de nuestro cuerpo.
- Formación y conducción de señales, especialmente en el sistema nervioso.
- Trabajo mecánico de respiración y circulación sanguínea.
- Pérdida de calor.
El IMB representa el 60-70% del gasto energético total, disminuyendo con la pérdida de masa muscular asociada a la vejez. En el hombre es mayor que en la mujer, disminuye entre un 10-15% con el sueño y aumenta con la temperatura ambiental.
Es importante mantener siempre una cantidad de masa muscular acorde con la persona y la actividad física que realice. Con el IMB correcto el uso de la energía óptimo, además de favorecer la quema de grasa corporal.
Termogénesis: Energía consumida para producir calor y mantener la temperatura corporal. Una parte procede de los tejidos y otra se activa ante una exposición prolongada al frío, por lo que en invierno es mayor que en verano.
Termogénesis Inducida: La ingesta de alimentos aumenta el gasto energético, que se cuantifica en las calorías gastadas en la digestión del alimento y el almacenamiento en forma de glucógeno y proteínas.
Energía consumida por el trabajo y el ejercicio: Varía enormemente de unas personas a otras dependiendo de su estilo de vida, es mínima en sedentarios y variable en deportistas, en función de la actividad que realice, la intensidad y la duración.