Cuando el sol empieza a calentar más, enseguida nos preocupamos de comprar cremas faciales y corporales con protección solar para proteger nuestra piel de las radiaciones ultravioletas.
Pero hay ciertas partes del cuerpo, especialmente delicadas y expuestas al sol, como las orejas o los labios, que solemos olvidar y descuidar. Estas zonas son particularmente sensibles a sufrir lesiones y quemaduras provocadas por una exposición solar intensa, si no las protegemos de forma adecuada. De hecho, la piel de orejas y labios es una de las más expuestas a sufrir cáncer de piel, si no la protegemos adecuadamente del sol.
Para proteger las orejas podemos utilizar la misma crema facial que usemos para la cara. Pero para los labios es conveniente utilizar un producto específico. La piel de los labios es extremadamente sensible, ya que su capa exterior tiene una capa de queratina muy fina, quedando más expuesta a agentes externos como el sol, el frío, el viento, etc.
Para proteger los labios de la deshidratación y la sequedad, es importante utilizar durante todo el año un protector labial, ya que este tipo de productos contienen ingredientes emolientes como la manteca de cacao, la vitamina E, por sus conocidas propiedades hidratantes y antioxidantes o plantas medicinales, calmantes y balsámicas, como la melisa o el aloe vera que hidratan y protegen nuestros labios de una manera mucho más especial.
También es importante que el protector labial que utilicemos lleve un filtro solar, como mínimo de 15. Cuando las radiaciones solares sean más intensas, por ejemplo en verano o si vamos a esquiar a la nieve en invierno, la protección solar deberá ser más alta. Por lo tanto, las vaselinas y bálsamos labiales sin protección, los dejaremos exclusivamente para hidratar la piel por la noche o en casa, cuando no haya exposición al sol.
Además, debemos beber una cantidad suficiente de agua al día (ya que una piel deshidratada es más vulnerable) y llevar la protección labial siempre con nosotros, para repetir la aplicación siempre que notemos que el producto ha desaparecido de los labios. A lo largo del día comemos y bebemos, lo que hace que los labios queden desprotegidos continuamente.
Mantener los labios hidratados y protegidos es fundamental para evitar esa sensación de sequedad tan incómoda y molesta, así como evitar descamaciones, grietas o incluso lesiones cutáneas mucho más graves, como quemaduras solares.